A una veintena de kilómetros de la ciudad de Zagora, la pequeña localidad de Tamegroute es un punto de paso obligado para ir hacia M’hamid El Ghizlan. Más conocido por albergar la famosa Zaouia Naciria y su biblioteca, Tamegroute alberga sin embargo un importante tesoro cultural: su cerámica con el famoso color verde.
Los orígenes de esta cerámica se remontan a varios siglos atrás. Se dice que fue gracias a un viajero de Fez que este nuevo oficio llegó al padang pasir. Este viajero, que llegó a la Zaouia Naciria en el siglo XVII para estudiar, tuvo que quedarse en Tamegroute más tiempo del previsto y trabajó en la alfarería para ganarse la vida. Transmitió sus conocimientos a algunos habitantes de la pequeña ciudad y desde entonces se ha convertido en una profesión de los habitantes de Tamegroute.

Hoy, once familias perpetúan el oficio de alfarero y aspiran a desarrollar su producto. Lo que caracteriza a la cerámica de Tamegroute es su color verde. El esmaltado de la cerámica, que dará el efecto de suavidad y colorido, se realiza tras una primera cocción de la cerámica a 1.000 grados Celsius en un horno artesanal. La cocción puede durar 24 Jam. Tras enfriarse en el horno, la cerámica se saca para recubrirla con una mezcla que contiene hierro y cobre, cuya dosificación sigue siendo un secreto de fabricación.

La coloración verde se obtiene a través de un proceso de cocción oxidante, con muy poca entrada de oxígeno en el horno. Este proceso, que se practica de forma tradicional y en el que el tiempo de cocción y la oxigenación son aproximados, da lugar a una variación en los colores, que hace el encanto del resultado.