Situado a unas seis horas en coche al sureste de Marrakech, el “Valle de las Rosas” de Marruecos es tan exuberante y fragante como parece. Mientras que las laberínticas medinas de Marrakech, Fez y Casablanca son conocidas en todo el mundo, pocos visitantes de Marruecos se aventuran aquí, en la provincia de Ouarzazate (pronunciado “Wazazat”). A no ser que sean estrellas de cine, ya que Ouarzazate es el Hollywood africano, el escenario desértico de innumerables películas como Lawrence de Arabia, Gladiator, Babel o La pesca del salmón en el Yemen.
Cada año, la “Fiesta de las Rosas” o “Moussem des Roses” se celebra durante tres días en Marruecos, el segundo fin de semana de Mayo. Para celebrar esta tradición centenaria se celebran numerosos festejos.
En el corazón del Atlas marroquí, entre los valles del M’Goun y del Dades, los rosales florecen a 1.500 m de altitud, enclavados en las laderas del Mgoun.

¿Qué es la fiesta de las rosas ?
Según la leyenda, los peregrinos bereberes, fascinados por la belleza de los jardines orientales, trajeron rosas para plantarlas en las laderas del M’goun, en el corazón del Atlas marroquí. Por eso, desde hace varios siglos, el valle vive al ritmo de esta rosa de aroma picante que se recoge cada primavera.
Las tribus de Mgouna cosechan en Mayo de tres a cuatro mil toneladas de rosa damascena con un perfume deliciosamente picante. Al final de las cosechas, los habitantes bajan de las montañas con trajes tradicionales y participan en 3 días de fiesta colorida y animada: el mussem de Kelaa Mgouna.

El festival, es un momento de cantos y bailes, banquetes, mercados tipo zoco y una procesión de carros a través de una lluvia de pétalos de rosa. También hay una especie de concurso de belleza, en el que se corona a una Miss de Rosas cada año.
Es para el viajero curioso, la oportunidad de participar en esta fiesta popular, y descubrir a pie el valle de las rosas y sus majestuosas kasbahs rodeadas de campos de rosas.