El pueblo de Khamlia ilustra la africanidad del sureste de Marruecos. Situado en el desierto de Merzouga, este pueblo está enraizado en África en todas sus dimensiones, tanto étnicas como culturales. Khamlia alberga una comunidad negra que perpetúa la música gnaoua desde tiempos remotos. Este género musical, propio de estas hermandades místicas que practican rituales de trance terapéutico, recorre la historia humana de estas etnias, sus sufrimientos y también sus esperanzas.
Las regiones del Tafilalet y del Draa mantienen desde hace tiempo una estrecha interdependencia con el África subsahariana. Este Marruecos saharaui vivía en contacto regular con el país llamado entonces Blad-es-Soudan, el “país de los negros”, a través de los intercambios promovidos por las caravanas transaharianas que generaban un tráfico de diversos productos, entre ellos el oro en particular. Estas caravanas eran también proveedoras de esclavos, lo que provocó con el tiempo la afluencia de población africana a Marruecos.
Es en este contexto en el que la población del pueblo de Khamlia habría llegado a instalarse en los confines del desierto de Merzouga, en Tafilalet, como otras comunidades negras que se han extendido por el territorio marroquí en las diferentes etapas de su historia.
Según algunas fuentes, Khamlia deriva del término árabe Khamila, que designa un suelo con abundante vegetación. Es un oasis, ya que Khamlia es una tierra situada entre las enormes dunas de Merzouga y el gran desierto árido del Sahara, con sus modestas casas de barro.

Festival de Khamlia
Al final de cada temporada agrícola, el primer jueves de agosto y durante tres días, se organiza en Khamlia una ceremonia llamada“Sdeqt n’isemkhan” o “limosna de los negros”. Los habitantes van de puerta en puerta para recoger ofrendas, azúcar, harina, pollos, dátiles, que sirven para alimentar a todos los invitados que asisten a este mussem. Esta celebración anual reúne a miembros de esta etnia de todo el mundo. Aún hoy, los habitantes de Khamlia perpetúan este rito dedicado a la memoria de sus antepasados. Un ritual que une lo religioso, lo misterioso, lo espiritual y lo festivo con los ritmos fuertes y profundos de la música gnaoua.